lunes, 3 de noviembre de 2014

Tejiendo reflexiones en torno a la cuestión educativa

Se educa aunque no se impartan paquetes informativos organizados y distribuidos en periodos determinados de tiempo.
En consecuencia en los establecimientos educativos de una sociedad dada, dotados de su respectivo armazón curricular, perfectamente se pueden agotar sus contenidos, y sin embargo lo que se construye socialmente son sujetos de la peor ralea. Claro!
La labor propiamente educativa está orientada por unas claras y poderosas razones (por qué, para qué, cómo), que en el propio proceso se va re-definiendo, enriqueciendo, afinando, con sus rectificaciones y desarrollos en virtud al direccionamiento que se le imprime, a la planeación, ejecución y,  a la evaluación de las realizaciones consumadas. Movimiento éste que no cesa. Y si llegare a cesar (su proceso renovador),  aunque se mantenga su formalidad y sus agentes, no sería otra cosa que la reproducción inercial de lo vacuo. Lo que se mantendría sería una simple costumbre. Una costumbre pervertida.
A eso han quedado reducidas  muchas instituciones educativas en nuestro medio, en la región y en el país. En todos los niveles. Simples cascarones. Algunas viven evocando el pasado.
Es por esto que no se puede entender la permanencia de un ente direccional al frente de una entidad educativa por encima o haciendo caso omiso a unos resultados concretos.
En esta materia, tan sensible, por el encargo (misión) que se le asigna, el retiro forzoso no puede ser la medida para la permanencia. Ni de los directivos. Ni de los seccionales o docentes de aula.
Por la relación de los docentes con los saberes escolares, y por lo que se supone que sea su relación con los libros, la lectura y la cultura (no sólo las artes…), amén de su formación profesional universitaria, se ha de inferir que los docentes como trabajadores, sean los menos gregarios, más dados a la reflexión y al sosiego que a la mente calenturienta; y algo muy importante, que observen un comportamiento independiente y de claro compromiso ético con su proyecto de vida. Independencia y espíritu crítico con respecto al poder y su capacidad manipuladora como con respecto a los vicios inherentes al poder, incluyendo la corrupción.
Mas, una cosa es lo que se supone y otra, muy distinta, la dura y real realidad.
Y a propósito del proyecto gubernamental de dar curso a la jornada única (vieja bandera de FECODE), vale aclarar que la realización de este proyecto, de ningún modo puede simplificarse a un mero asunto de tiempo, es decir, de alargue o extensión de la estadía de los niños y jóvenes en la escuela. Si esto fuera así, el cambio sería para que la cosa en nada  cambiara,  y siendo así, en proceso,  sí que eso sería empeorar. Lo sustancial es que desde el punto de vista formativo, de la práctica pedagógica, y de la consistencia curricular, se operen transformaciones esenciales. Y claro, sería esta una oportunidad para hacer justicia salarial con los docentes. Justicia salarial que,  tanto por convicción e iniciativa docente como por  deber del Estado,  ha de estar asociado o devenir en gestión áulica de calidad: Calidad humana, calidad del saber conocer, del saber convivir; calidad del saber hacer, del saber ser. Y esto tiene que traducirse en bienestar y aprendizaje gozoso de los estudiantes, desatando emprendimiento, creatividad para afrontar los desafíos del contexto (dificultades, problemas, proyectos) articulado a horizontes éticos de justicia, respeto del otro, respeto por la vida; no al atajo, al vivifacilísmo; tributar al esfuerzo para que el talento se suelte en un contexto reglado, de juego limpio. Nada en educación puede estar por encima del estudiar permanente, del pensar y reflexionar, del saber hacer evidenciado en desempeños de calidad,  evaluados con rigor y objetividad, considerando criterios, rubricas, tablas de cotejo, etc.
El pensamiento complejo y una perspectiva de aprendizaje humano enclavado en una sociedad del conocimiento,  no de la información y la certeza, focalizado en la resolución de problemas del contexto,  que desate gestión de conocimiento, mediando relaciones colaborativas y de proyección de vida profundamente ético, a la vez que comprometido ambientalmente, he aquí una alternativa pertinente para la conducción de la gestión educativa con pretensiones de hacerla óptima, productiva. Pertinente.
Con esta mira asumida consecuentemente, deslindamos campo con el reduccionismo formalista de quienes siguen valorando la “capacitación docente” como plataforma para legitimar la trasmisión de información en tanto fuente-soporte del acontecimiento de saber en el aula (acto educativo) propio de las sociedades de la información y la certeza cuando hoy ésta ha sido desplazada por la sociedad del conocimiento y el predominio de la incertidumbre, con el agravante que tales capacitaciones ni siquiera lo hacen a través de procedimientos idóneos por personas competentes. Aún nos estamos moviendo entre este modelo y el abuso del trabajo en grupo, sin objetivos y sin pautas precisas.
A lo cual el magisterio, de modo comedido pero firme,  debe poner límite, exigiendo calidad y pertinencia metodológica.  

Ramiro del Cristo Medina Pérez

Santiago de Tolú, noviembre 2 - 2014